lunes, 23 de julio de 2007

Haradatt


“He visto la creación desde la cima de un alcor, he visto el viento danzar entre los árboles y el río jugar con las piedras…he visto el gran bosque Aimaru extenderse hasta los confines del propio mundo…he visto la muerte ser desterrada del valle…donde los recuerdos vuelan libres sin desconsuelo….”

Al pie de la gran montaña, el viento toca una melodía, mientras el silencio le observa…desde las alturas la gran montaña permite divisar todo el valle, circundado por altos y espesos bosques, eternos guardianes de la tierra…en tiempos inmemoriales los “Mayores” crearon aquel santuario, un hermoso castillo hecho de marfil, donde miles de criaturas fueron creadas, para poblar el mundo que los antiguos construyeron, no obstante la creación solo era permitida entre los antiguos quienes exigieron su destrucción, pero los mayores no podían destruir a sus amadas criaturas pues las amaban y eran sus hijos, en aquel momento se revelaron contra los antiguos, en una terrible batalla que duro cuarenta días y cuarenta noches, el santuario fue destruido y “los antiguos” encerrados en el abismo del tiempo, oculto en un lugar ya olvidado, Los mayores sintieron tristeza por el resultado de su batalla y abandonaron el mundo...Sin embargo, hubo un pueblo que aun les recordaba y veneraba, eran los Haraddianos, que a travez de la magia y la alquimia lograron perpetuar el recuerdo de los antiguos Dioses, sin embargo uno de los suyos llamado Somius motivo por la sed de conocimientos logro crear a un perfecto ser humano, a travez de la magia, los Haraddianos le prohibieron tales practicas y lo desterraron sin posibilidad de utilizar la magia otra vez....por que los Homunculos, asi es como les llamaban eran humanos sin alma, Somius en venganza creo un ejercito y destruyo todo rastro de los Haraddianos, sus conocimientos, su poder sobre la alquimia y el secreto de los dioses se perdio....

Beleth nacio, en medio del caos....Somius la habia sostenido entre sus brazos y por un segundo tuvo la intención de asesinarle, sin embargo, se le ocurrió experimentar, deseaba saber cual era el limite de un cuerpo humano.


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